I
Al asomarme al mundo,
lo ví poblado de esquemas
configurando un jardín
que no tenía final alguno.
II
Tus ojos huelen a casa recién regada
cuando oigo el color de tu mirada;
tus labios huelen a lluvia caída
cuando escucho el sonido de tu nombre.
III
Toda puerta cerrada
encinta de luz,
es como un abanico
lleno de novedades.
IV
Tengo que olvidar
tantas penas ajenas
en este mundo
para poder escribir
sobre el aleteo
de la mariposa
que revolotea
tan alegremente
alrededor de mí.
V
Una palanca de límites
y el vaivén del retorno
que se añora.
Tal vez, el ímpetu de un susto:
¡ese miedo innato a la caída
con el que nacemos!
VI
Simpleza orgánica
del añorado encuentro,
dejándose llevar por la emoción
de ese momento tan especial
… si el abrazo es más que un signo …
VII
Vitrales con la sombra nueva
que se inaugura entre vítores,
con el cuchillo frío de brisa
filtrándose por el cristal roto.
Unos perfiles de temprana edad
se habían colado por la rendija;
el robo no fue a lo práctico,
se limitaron a los caprichos.
Cuando contamos los hechos,
aprendimos que de la vida,
se ocultan novedades valiosas:
las convenciones tienen humor.
VIII
Sabemos quién inventó el sol,
la luna y las estrellas,
para alumbrar la noche.
Pero, ¿quién inventó los espejos?
IX
Tengo el alma dormida
y no siento tus sueños
porque hoy llovió tanto
que se inundaron mis recuerdos.
X
Cuando me duelen las ideas
y no puedo pensar,
escribo poesía
sin saberlo.
Por eso es el arte
de la inocencia.
XI
La montaña era tan alta, tan alta
que ascendía hasta la superficie:
el límite de nuestra vida. Isla.
XII
¿Sería yo quien soy
si fuesen otros los símbolos,
otro el lenguaje,
otra la cultura
que delimiten
y se imbriquen
en mi ser?
¿Soy yo ser de mi lenguaje?
XIII
Lo que hemos perdido
de los desenfrenos
para adorar al dios,
lo queremos
recuperar ahora
que pensamos
demasiado lo que hacemos.
XIV
Voces interiores
traen fragmentos
de península
y nunca unidades
completas ni pátinas
auténticas de verso.
XV
Cuando quise cambiar
el aroma del tiempo,
un gran bosque verde
sepultó mi alcoba.
XVI
Arrancamos un ojo azul
a la memoria:
con su recuerdo
protegemos los hogares.
XVII
Hay un sistema de color blanco
cuando las espumas se alinean
para perderte …
Decencias que parpadean
para despertarte,
para no dejarte dormir.
XVIII
Manifiesto:
ante las continuas agresiones
que están teniendo
nuestros sentimientos puros,
nos declaramos
en huelga,
hasta que se cumplan
los deseos
de nuestros versos.
Perdonen las molestias.
XIX
Un buen hombre
ante el mar:
“Nunca había visto tanta agua,
en mi pueblo hay un río que …”
y sus palabras se perdieron.
Sólo recuerdo la sonrisa
de aquel narrador.
XX
¿Sabes?
Suelen marchitarse los pétalos
antes que la flor marchita,
porque el alma es aire
y el corazón la palabra
del lenguaje del amor.
XXI
Los versos nacen cuando la mirada
se traspone yerma en su enfoque,
en una contemplación sin interés alguno,
en una pérdida sin retorno igual.
XXII
Cuando tenía veinte años,
escribí, refiriéndome a las nubes:
“jirones de estantigua”;
creo que sabía lo que deseaba,
pero no sabía lo que decía:
las edades de la poesía.
XXIII
Ahora viajo en metro,
no es que me guste,
me cansé del automóvil,
de su olor a familia
y a rutina desgastada,
y apuesto por el olor
a nueva temporada
y a la causalidad
de los roces gratuitos.
XXIV
Eco de un espejismo,
con sus raíces de contingencia
antes abstracta que invisible
en la búsqueda inútil
de tu historia oculta.
Desengaño amoroso.
XXV
Mirar hacia la lejanía
y ver la playa
con sus luces y sus sombras,
el mundo con sus alegrías
y sus horrores,
y luego fijar la vista
a un punto,
hacia esa sonrisa tuya
de amor que nunca olvidaré.
XXVI
Porque no leo poesía,
escribo poesía.
Creo que tengo razón.
Siempre dije
que el mundo
y la naturaleza
son un poema por descifrar.
XXVII
- Dime dónde está el viento.
- Aquí, rodeándonos con sus brazos de aire.
- Dime si te acuerdas de mí.
- El viento se llevó tu rostro,
pero sigues pareciéndote a lo que fuiste.
- Dime dónde está tu pasión.
- Aquí, escondida en mi corazón,
latiendo primorosamente.
- Dime si me amas, si no me necesitas.
- Mira estos tamarindos, tan ufanos,
cómo se abrazan por la raíz. Así te amo yo.
- ¿Puedo llamarte mi vida?
- . . . . . .
(Entonces se percató de que no había nadie,
detrás de todas las sombras que vivió. Vejez.)
XXVIII
Las palomas tienen forma de corazón
a punto de volar, ...
y cuando vuelan tienen forma de adiós
XXIX
Ayer leí en el periódico
lo que dijo una mujer al ver
el mar por primera vez:
“el mar es muy triste”.
No estoy de acuerdo:
el mar es el espejo de la luz.
XXX
El color de las mandarinas
tiene su especial sentido
del humor
cuando se apagan las luces
del silencio.
Hace mal tiempo:
llueven jilgueros.
Bajarte al sótano
de tus recuerdos
te servirá de refugio,
mi vida.
¡Pero, después de todo esto,
voy a tener
que consultar mi diccionario de miradas
para entenderlo!
XXXI
Un corazón
se enredó
en la celosía
de mi ventana,
cuando quise
atraparlo,
un leve golpe
de viento
se lo llevó
de mi vista.
XXXII
Con tu fotografía
en el escritorio,
vivo como si robara
un trozo de tiempo
a la eternidad.
XXXIII
Ultima hora:
un millón de poetas
se reunieron ayer
en el monte más alto
para crear
la mayor flor que jamás
se ha visto,
se espera terminar
la gran obra
a primeras horas del alba.
Seguiremos informando.
XXXIV
Ocupación blanca del enigma que se pierde:
¿de dónde vienen los ojos de los gatos negros?
¿hacia dónde va el gran amor que se muere?
XXXV
El milagro de asearme a diario
está en el invento de esta lluvia
que controlo con mis manos
y de este perfume que me disfraza.
XXXVI
- ¿Tienes sueño?
- No.
- Entonces, ¿qué te pasa?
- Estoy cansado.
- ¿..................?
- Cansado de que nuestro amor sea sólo un sueño.
XXXVII
Nacido bajo el signo de Saturno,
dicen que es el signo designado
cuando el cielo niega su presencia.
XXXIX
Las nubes son los algodones altos
que ensombrecen la luz que se posa
marmórea en la piel del sacerdote,
desnudado por la memoria, luchando
contra serpientes junto a sus vástagos.
XL
Resumiendo:
escribo poesía
cuando me duelen las ideas.
XLI
Estoy sólo ante un enigma
configurado, por no decir
enlutado por el momento
único de ser lo que no soy.
Prismas pintados me rodean,
voces me dicen que ellos soy yo;
no me doy cuenta, a veces,
toda una vida se puede ocultar
solapadamente en un armario.
XLII
Mi idioma es como el cielo de mi país:
vertical y claro, soñando con el infinito.
XLIII
Mis pisadas
se alargan,
día a día,
hasta alcanzar
mi estatura.
(No sé quién
sería yo
si mi mirada
fuera otra)
XLIV
Hay que dar mordiscos
a las nubes
para alcanzar la verdad.
¡Qué reales son las mentiras
que pisamos todos los días!
martes, 17 de noviembre de 2009
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